El liderazgo humanista del siglo XXI está moldeando cambios profundos en las empresas que buscan adaptarse a la complejidad tanto en lo referente a la sociedad como a los negocios. La necesidad de un mayor pensamiento estratégico a largo plazo exige decisiones y acciones que incluyan habilidades tecnológicas sólidas y estilos de trabajo colaborativo con mayores sinergias. Pero también que los líderes de las empresas apuesten con la misma fuerza inquebrantable por la diversidad, la inclusión, el aprendizaje continuo, la adaptabilidad y el cuidado de la dignidad de las personas que forman parte de la organización. Para ello, el compromiso con cada trabajador ha de ser permanente y con sentido ético, para que a su vez los equipos alcancen el máximo potencial, y sostengan sus propósitos, alineándose con la responsabilidad social y con visión del triple impacto: económico, social y ambiental.
Los líderes humanistas en las organizaciones, acercan recursos para que las personas puedan evolucionar en sus competencias, en la adquisición de nuevas habilidades y el crecimiento continuo, reconociendo logros y contribuciones, y de ese modo se perciban conectadas, y para que cada individuo construya un estilo de liderazgo propio que inspire, motive y promueva el crecimiento en otras personas, generando así una cultura empresarial dinámica, aumentando a su vez las fortalezas resilientes de los equipos.